No resulta nada fácil escribir
esto cuando no hace ni una semana que hemos tenido que enterrarle pero ante
todo Jorge era mi hermano, y con eso sobran el resto de calificativos que se le
quieran dar. Él era un chico bastante extrovertido, charlatán, le
gustaba hablar y opinar de todo aunque a veces no hubiese terminado de
escuchar la noticia en cuestión sobre la que quería opinar; con sus defectos y
sus virtudes, era un buen chico con una buena familia y mejores padres.
Él era distinto a los demás, no ya sólo por sus rarezas a la hora
de pensar sobre ciertos temas, sino también físicamente; era espigado, un chico
alto y delgado con una línea de cuerpo excelente....algo que le diferenciaba de
sus hermanos y su padre que en mayor o menor medida ni eran tan altos ni tan
delgados.
Mis padres siempre recuerdan como
estando en la playa, allá por el verano de 1990, hubo que venirse
apresuradamente para el Hospital para que mi madre diese a luz a mi hermano
Jorge en la mañana de un 6 de Septiembre de 1990 a las 9 de la mañana.
Dicen, mis padres, que cada vez que me reñían me abrazaba a la barriga de mi
madre (yo tenía 4 años por aquel
entonces) y decía aquello de “hermanito,
hermanito” como queriendo utilizarle para evitar las recriminaciones de mis
padres. Siempre fue un fuera de serie para los textos históricos y las letras
en general, pero los números y las matemáticas nunca fueron su fuerte
precisamente hasta que, quizá influenciado por mis estudios en A.D.E. y el
trabajo de mi padre, entro por segunda vez en bachiller para cursar, entre
otras materias, Economía; algo que me sorprendió gratamente pues siempre he
creído que de los problemas y las dificultades no se puede huir sino que “hay
que coger el toro por los cuernos”.
Su infancia pues la vivió como un
chico normal y corriente de clase media, cursando sus estudios primarios en el
Colegio Público Luis Vives, El Albujón (Cartagena), para posteriormente
terminar la enseñanza secundaria (4º de E.S.O.) en el Instituto El Bohío,
situado en la barriada de El Bohío (Cartagena). Unos problemas típicos de la
edad a los 14/15 años le empujaron a relacionarse más intensamente con chic@s
de fuera de nuestro pequeño pueblo; de ahí que fuesen ya algo típico y
corriente de todos los fines de semana que él le dijese a mis padres que si se
podía quedar hasta más tarde o que si se podía quedar a dormir en cada de su
amigo Aaron.
En estos dos últimos veranos él
no estaba demasiado a gusto en el lugar familiar de veraneo porque no quería
separarse de sus amigos de todo el año y es por eso que en muchas ocasiones era
reticente a venirse a la playa. Curiosamente este año, se vino conmigo a montar
todas las cosas al camping tan contento porque había llegado a un acuerdo con
mis padres y todo eso…pero el destino quiso que igual que hubo que venir de la
playa para que naciese, hubo que volver también de la playa para velarle y
enterrarle. ¿Una vida marcada por “la playa”?...en absoluto, puesto que él
vivía y disfrutaba intensamente todos los días que podía, pero un trágico
destino ha querido relacionar su nacimiento y su extinción con la playa.
Seguramente no fuese yo quien más
horas pasase con él diariamente sino que serían sus amigos y sus compañeros de
clase, pero casi 18 años compartiendo una vida y un domicilio, dan para mucho, tanto
como esas charlas de horas y horas que teníamos de vez en cuando hablando de
historia ó de política. Seguramente yo fuese su antítesis política en lo que a
lo económico se refiere, pero la discrepancia nunca fue óbice entre nosotros
para discutir tranquilamente sobre qué cosas habría que cambiar para que la
vida fuese de mejor calidad. Siempre recordaré aquella frase que él pronunciaba
en cada ocasión que yo le decía que la bolsa había bajado; él decía…”que se jodan esos capitalistas”. Un
chico idealista al fin y al cabo, que creía que sus ideas eran verdaderamente
aplicables en la sociedad y que defendía cambios bruscos y rápidos, quizá por
ello su fin fue tan brusco y rápido que ni tiempo me dio a bajar de una
escalera.
Él falleció el pasado 4 de Julio
de 2008 aproximadamente a las 21.45 horas de la noche, sumiéndonos a toda su
familia y amig@s en un mar de lágrimas y dolor por la muerte no ya sólo de un
hermano ó amigo, sino de un chico de 17 años que tenía muchas ilusiones puestas
en esta vida y que aún no había cumplido ninguna, un chico al que no le tocaba
morir hasta dentro de muchos años pero que una negligencia en el mantenimiento
de los servicios básicos de un camping nos ha robado para siempre.